domingo, 19 de enero de 2014

Francisco Maldonado

Francisco Maldonado a punto de subir al cadalso


Francisco Maldonado (Salamanca, 1480 - Villalar, 24 de abril de 1521), capitán salmantino en la Guerra de las Comunidades de Castilla.

Era señor del pequeño consejo de El Maderal, en la actual provincia de Zamora, del que recibía un tributo en dinero, especies y trabajo, y gozaba de la facultad de nombrar al justicia y al escribano, dando el visto bueno a las ordenanzas y proponiendo al beneficiario de la iglesia. Algunos autores consideran que estas prerrogativas, aunque recortadas con respecto a un Estado feudal, tenían amplias contrapartidas en beneficio del concejo, ya que los Reyes Católicos defendieron a los concejos frente a los señores, dándoles opción a defender sus derechos ante los tribunales, lo que sería la causa de la implicación de los Maldonado en la sublevación comunera. Otros consideran que tal argumento viene desmentido por los hechos, como se evidencia en la alianza entre los sectores de la pequeña nobleza del linaje de los Maldonado con la incipiente burguesía y las clases populares de la ciudad, en contra de la política imperial de Carlos V.

En un principio fue su primo Pedro Maldonado el encargado por la Junta en Salamanca de dirigir las milicias salmantinas. Sin embargo, debido a que era yerno de uno de los más cercanos colaboradores del rey Carlos I, el Conde de Benavente, su liderazgo causaba algún recelo en los estamentos populares de la ciudad, por lo que pasó a capitanearlas su primo: Francisco Maldonado. Resueltos estos recelos, compartieron el liderazgo. Ambos fueron hechos presos en abril de 1521 en Villalar. 

Francisco Maldonado fue ajusticiado en Villalar con los también famosos Bravo y Padilla. La pena de muerte de su primo Pedro, sin embargo, no se ejecutó hasta un año después. El pendón de los comuneros de Salamanca, único vestigio existente de la gesta y recientemente restaurado, se conserva en la capilla de Talavera, de la Catedral Vieja de Salamanca.

Juán Bravo



Juan Bravo (Atienza, Guadalajara, c. 1483 - Villalar de los Comuneros, Valladolid, 24 de abril de 1521) fue un noble castellano conocido por su participación en la Guerra de las Comunidades de Castilla

Juan Bravo pertenecía a la baja nobleza y nació en Atienza (Guadalajara), donde su padre, Gonzalo Bravo de Lagunas, era alcaide de la fortaleza. Su madre, María de Mendoza, era hija del conde de Monteagudo, por lo que Juan Bravo era primo de María Pacheco, la esposa de Juan de Padilla y miembro de la familia de Mendoza. Era también sobrino, por línea paterna, de don Juan Ortega Bravo de Lagunas, Obispo de Ciudad Rodrigo, Calahorra y Coria. Mediante su matrimonio en 1504 con Catalina del Río, pasa a formar parte del patriciado urbano de la ciudad de Segovia, a donde se traslada a vivir. Tuvieron una hija, que tomó el nombre de María de Mendoza (en aquella época se podía elegir y mantener el del padre, el de la madre o el de un antepasado de mayor rango).

Habiendo quedado viudo, en 1510 contrajo segundas nupcias con María Coronel, hija de Abraham Seneor, regidor de Segovia y rico converso. De este segundo matrimonio nacieron dos hijos, Andrea Bravo de Mendoza y Juan Bravo de Mendoza. En octubre de 1519 fue designado regidor y jefe de las milicias de Segovia.

Al conocerse la concesión del servicio al rey Carlos I en las Cortes de La Coruña y su marcha a Alemania el 29 de mayo de 1520, dirigió una revuelta contra el procurador en Cortes Rodrigo de Tordesillas, que fue ahorcado. Los sublevados se hicieron con la ciudad y Juan Bravo organiza militarmente la ciudad y dirige las operaciones que impiden la entrada en Segovia de las tropas realistas de Rodrigo Ronquillo, enviadas por el cardenal Adriano de Utrecht, regente del rey. Sin embargo, fuerzas realistas se hicieron fuertes en el Alcázar de Segovia y allí permanecieron hasta el final de la revuelta comunera.

Bravo se encargó de mantener relaciones con el resto de las ciudades sublevadas y partícipes en la Guerra de las Comunidades y acudió a Tordesillas a parlamentar con la reina Juana para recabar su apoyo (que no consiguió). Conquistó Zaratán y Simancas en 1521, mientras que Juan de Padilla entraba en Torrelobatón el 25 de febrero. A continuación, juntó sus fuerzas con las de la Junta de Comuneros de Valladolid, sin poder evitar la derrota ante las tropas reales en la batalla de Villalar el 23 de abril de 1521. Hecho prisionero, fue decapitado junto a Juan de Padilla y Francisco Maldonado en Villalar el 24 de abril de 1521.

Cuando su cuerpo fue trasladado a Segovia, las autoridades reales tuvieron dificultad para sofocar un gran tumulto de indignación. Ante el miedo de que los restos se pudieran profanar, se trasladaron al municipio de Muñoveros (Segovia), de donde era su mujer Catalina del Río.


El verdugo sostiene la cabeza recien cortada de Juan Bravo

Juán de Padilla



Juan de Padilla (Toledo, 1490 - Villalar, Valladolid, 24 de abril de 1521) fue un hidalgo y revolucionario castellano, conocido por su participación en la Guerra de las Comunidades de Castilla.

Juan de Padilla nació en el seno de una familia hidalga toledana el 10 de noviembre de 1490. Acuerdan su matrimonio con María Pacheco, de la noble (familia de los Mendoza) (de rango superior al suyo; más tarde fueron nombrados (grandes de España). Contrajeron matrimonio en Granada el 18 de agosto de 1511, cuando él tenía veinte años y María quince.

Al morir su padre en 1518, le sucede en el cargo de capitán de la milicia de Toledo, a donde se traslada el matrimonio. Probablemente enojado porque el rey Carlos I no le concedió un cargo al que creía tener derecho hereditario, y tal vez instigado por su mujer, se unió a los descontentos con el monarca en 1520 y se opuso a la concesión del servicio que el rey pedía a las Cortes de Castilla para financiar sus campañas en Europa.

Desde abril de 1520, Padilla formaba parte activa en el levantamiento de las Comunidades en Toledo. A continuación, acude con las milicias toledanas en auxilio de Segovia para, junto a las milicias mandadas por Juan Bravo, regidor de Segovia, los hermanos Maldonado de Salamanca, los Guzmán de León y el obispo Antonio de Acuña de Zamora, combatir las fuerzas realistas al mando de Rodrigo Ronquillo. El 29 de julio de 1520 se constituye en Ávila la Junta de Comuneros, siendo nombrado capitán general de las tropas comuneras. Como tal, participó en las entrevistas con la reina Juana, recluida en Tordesillas, de la que no se consiguió un apoyo explícito a su causa, pero les dijo: "Avisadme de todo y castigad a los malos, que en verdad os tengo mucha obligación." Los malos eran los flamencos, se entiende.

Los realistas reunieron dos ejércitos, el de Burgos y el de Tordesillas, y se lanzaron contra Torrelobatón. Padilla abandonó el castillo para refugiarse en Toro, pero no le dio tiempo a llegar: el 23 de abril el ejército real le alcanzó junto a Villalar. Fue una derrota sin contemplaciones, pues no dio tiempo a que el ejército comunero se organizara, siendo arrasado por la caballería realista. A las pocas horas, bajo una inclemente lluvia, el conde de Haro proclamaba la victoria sobre un campo sembrado de miles de cadáveres.
Juan de Padilla fue hecho prisionero y conducido a Villalar, donde fue decapitado al día siguiente (24 de abril de 1521). Con él fueron ajusticiados Juan Bravo y Francisco Maldonado, los tres líderes que se habían entrevistado con la reina y conseguido su apoyo. Cuenta la tradición que en la madrugada del 24 de abril, en el momento en el que iban a ser decapitados el segoviano Juan Bravo y el toledano Juan Padilla, éste último, antes de subir al cadalso, dijo a Juan Bravo:
"Señor Bravo: ayer era día de pelear como caballero... hoy es día de morir como cristiano"
Ante esto, el segoviano pidió ser ejecutado antes que su camarada "para no ver la muerte de tan buen caballero". Horas más tarde fue decapitado el salmantino Francisco Maldonado.
A diferencia de los restos de Bravo y de Maldonado, que fueron trasladados a Segovia y Salamanca, respectivamente, donde fueron sepultados, los de Padilla fueron trasladados "provisionalmente" al monasterio de La Mejorada (Olmedo) y nunca volvieron a Toledo, probablemente como venganza del rey ante la persistencia de la rebelión en Toledo, de la mano de María Pacheco.